-¡No!
-No dolerá nada.
-¡No!
Rincewind se dio la vuelta y echó a correr. La Muerte
le miró alejarse, y se encogió de hombros con gesto
de fastidio.
-Pues que te den por culo -dijo la Muerte.
Rincewind y Muerte, El color de la magia.
Dosflores era un turista, el primero del Mundodisco.
Según decidió Rincewind, turista significaba <<imbécil>>.
El color de la magia.
- Nunca imaginé que hubiera dríadas macho -fue todo
lo que consiguió decir Rincewind -. Ni siquiera en un roble.
Druellae gruñó.
-¡Imbécil! Entonces, ¿de dónde crees que vienen las bellotas?
Rincewind y Druellae, El color de la magia.
- ¿Huir y dejar a Hrun con esa cosa?
Rincewind le miró sin comprender.
-¿Por qué no? -preguntó-. Es su trabajo.
-¡Pero le matará!
-Podría ser peor -señaló el mago.
-¿Cómo?
-Podría matarnos a nosotros.
Dosflores y Rincewind, El color de la magia
-¿Cómo sabes que hay un tesoro aquí? -preguntó.
Hrun hizo presión y consiguió meter los dedos bajo la losa.
- Bajo un manzano, encuentras manzanas -dijo-. Bajo un altar,
encuentras tesoros. Lógica.
Hrun y Rincewind, El color de la magia.
- Primero nos dijeron que íbamos a ser esclavos...
- ¡Una patraña! -le interrumpió Garhartra.
- ¿Qué es una patraña? -preguntó Dosflores.
-Los pelos que tenemos alrededor de los ojos, creo -respondió Rincewind.
Garhartra, Dosflores y Rincewind, El color de la magia.